VICTORIO VALENTÍN BRUGNARO
(…/…/… - 7/10/80)
Un gringo querido por todos los que lo conocieron.
Vivía con sus padres en la comuna de Zero Branco, Provincia de Treviso, en la región del Veneto. O sea vecinos de la Ciudad de Venecia – Italia.
Cuando su papá falleció se quedó con su madre sola. Las tierras eran muy poquitas y poco aptas ya que el que tenía una vaca la debía tener a forraje y tomó la decisión de buscar nuevos rumbos en aras de un mejor porvenir. En la despedida le promete a Teresa, su mamá, regresar a buscarla apenas pueda.
Vino en un barco y anduvo de linyera en Buenos Aires, buscando changuitas y haciendo lo que se presentaba. De allí se fue a Santa Fe a la cosecha de maíz.
Oscar Lucero recuerda que contaba que trabajó en una estancia y el patrón lo contrató como cocinero. Dispuesto a esta tarea de la que no tenía ni la más mínima idea, se lanzó a la aventura de las ollas.
- “Hasta a la mazamorra le echaba sal” dice “Pira”.
Salía con un escopeta a la laguna que tenía la estancia y cazaba patos para cocinar ¡Estos sí parece que le salían lindos! porque su patrón siempre le solicitaba este plato o acaso porque era el único que le salía bien.
Nombraba mucho a un Sr. Brutomesi.
¿Cómo llegó a Quines?
Un buen día salió al mediterráneo argentino en busca de nuevas oportunidades. Subió al tren y bajó en San Luis. Al parecer dio unas vueltas, preguntó, no le gustó mucho la ciudad y se vino caminando hacia el noreste sanluiseño. “Me vine con un palito y un monito” le decía a su nuera Elsa María Izura cuando le pedía que le cuente como llegó. Y continuaba: “Cuando se hacía la noche tiraba el monito al suelo y me acostaba bajo un árbol. - ¿Y no tenía miedo? Preguntaba Elsa. – Y Si, tenía miedo de los pumas, pero la noche pasaba rápido.
Su destino era encontrar un lugar que le gustara. Cuando llega al río Quines se detuvo, algo del paisaje le atrapó y especialmente el caudal continuo de agua. Muy cerca del molino harinero hizo una chocita de álamos que cortó por allí y una cama con palos de la misma especie. “Cuando abría la puerta me encontraba con unos viborones así afuera” sabía decir al tiempo que con sus manos abiertas mostraba el tamaño.
Pide tierras para sembrar y una mula a la que le hace unas alforjas donde pone las verduras y sale a vender.
El negocio comienza a prosperar y trabaja luego con dos arados de mansera. Tenía dos caballos.
Con el tiempo establece una sociedad con “Pepe” Cepera y después le compra el campo al norte de la cancha de carreras.
En carretelas llevaban con “Tito” Turri naranjas, camotes, papas, lechugas, acelgas, zanahorias y otras verduras hacia Candelaria y otras hacia Santa Rosa provistos como medio de transporte de un caballo y una jardinera. Por allí tenían que soportar fuertes heladas y para salvar la mercadería hacían un fueguito debajo de la carretela.
Tenía como costumbre fumar con pipa y andar siempre con sus alpargatas enchancletadas.
Trabajaron con él “Pacho Toro”, Cecilio Lucero, “Jota” Andino.
Se casó con Juana Alicia Quevedo (hermana de don Gregorio Quevedo y de Gregoria “Ñata” Quevedo de Gatica) y como fruto de este amor nacieron:
Teresa Inés “Pira”;
José Victorio “Pepe”;
Antonio Sebastián “Kelo”;
María Alcira “Mary” y
Graciela del Carmen “Pochi”.
El campo era de 6 hectáreas y colindaba con Sixto Ibáñez, al oeste con Toribio Gatica y al fondo con Amaro Lucero.
Para regar buscaba a Tomasito López y juntos iban con bolsas que cargaban con arena y acomodaban en el río para represar el agua y de esa manera suba hasta las acequias que conduciría a los surcos. “El regaba y nosotras alumbrábamos con un farol a Kerosene” recuerda la Sra. de Tata Blanco. Tenía acequias con comparto.
Hasta 60.000 naranjas contábamos por año. Se hacían cien y pico de atados de acelga por día. Las arvejas también, repollo, sandías de 20 kg. para arriba haciéndose popular la frase “No hay sandías como las de Victorio”. Para los zapallitos de tronco hacíamos sarcitos de gramilla y con eso los tapábamos por la helada. Había 11 espalderos con parrales. “Tata” cortaba y colocaba en la carretela.
Teníamos muchos frutales: Kaqui, pera, damasco, manzanos (como 10 plantas), naranjas de dos estaciones.
Producir en esos tiempos no era fácil, había que tener buenas semillas, el agua nunca era suficiente y había que arreglárselas, las heladas perjudicaban los cultivos y todo se hacía a fuerza de trabajo y maña; a medida que pasaba el tiempo íbamos aprendiendo el manejo de los cultivos: Los camotes por ejemplo cuando la planta era chiquita la poníamos hacia un lado y él pasaba el surcador, después para el otro y al final acomodábamos la planta.
Al regar la huerta, allí nomás le pasaba el arado para que no se seque rápido la tierra.
Las semillas las encargaba a Carlos Govetti de Buenos Aires.
Otra de las tareas que realizaban era el carneo de chanchos. Facturaban dos chanchos por invierno. Se hacían codeguines, bondiola, jamón, panceta, tenían huesitos salados para el locro, con el hígado se hacía estofado.
También se elaboraba salsa de tomate y se envasaba y para Semana Santa encargaba bacalao y lo ponía en remojo y lo preparaba solo y después con porotos.
Cuando formó un hogar y estuvieron establecidos Victorio le comenta a su esposa de sus deseos de ir a buscar a su madre. Se contactan para sacar los pasajes y para avisar allá de su viaje y con todos los preparativos ya listos le informan que su mu madre había fallecido.
Ya en edad tenía ganas de volver a su país natal pero se enfermó y ya no se pudo mover. Contrajo pleura y le sacaron la mitad de una costilla.
Victorio vino a los 20 o 21 años de edad y cuando le preguntaban de donde era respondía “Soy más Argentino que los argentinos”
Sus hijos:
Teresa Inés “Pira” se casó con “Tata” Blanco y actualmente viven en el Barrio Hipódromo o como antiguamente se llamaba el Barrio San José.
José Victorio “Pepe” murió camino a Luján cuando iba a ver a su novia en moto. Alegaron que chocó un toro pero siempre hubo dudas del hecho. Tenía en ese momento 27 años y había dejado el camión Mercedes cargado para irse a Buenos Aires. Al día siguiente era el cumpleaños de “Pochi”.
Antonio Sebastián “Kelo” está radicado en Quines y se dedica a la actividad forestal y agraria.
María Alcira “Mary” se casó en junio de 1977 y su casamiento fue uno de los más recordados de la época. Su marido fue Roberto Kostich (gitano muy bien parecido, rubio de ojos azules y la mayoría de la chicas suspiraban por él). Los gitanos tenían la carpa en el descampado que había donde actualmente es la casa de Nimio Paredes (“el Paraguayo”), la fiesta la realizaron allí. Luego se fueron a Villas Mercedes. Al año se separó y actualmente está radicada en la provincia de Neuquén.
Juana Alicia Quevedo de Brugnaro junto "Pira", "Mary", "Pochi" y "Kelo"
"Pepe" Brugnaro junto a su prima Pocha Quevedo, hija de Jesús Quevedo.
Abajo posando con el camión de fondo.
"Pira" en la casa paterna.
Mary. ¡¡Cuánto se asemejó al personaje de Susana Giménez en la película "La Mary"!!
"Pochi" posando para la foto.
La carretela de Don Brugnaro actualmente está frente a la que fuera su casa en el Barrio San José o conocido como Barrio Hipódromo.
......... Khalil Georges es JULIO TARAZI........
Así lo recuerda el Diario "La Pulga"
Julio Tarazi:
UN PROTAGONISTA DEL PROGRESO DE QUINES
Hoy son muchos los que llevan el apellido Tarazi en Quines y también en otras ciudades vinculadas a esta localidad, todos ellos descendientes de un hombre que llegó a estas tierras sin nada, tan sólo con una voluntad férrea. Ni si quiera traía consigo el conocimiento del idioma con el que tendría que manejarse el resto de su vida. Sin embargo, su carácter recto, sus sólidos principios, una compañera de carácter firme con la que mantuvieron a la familia armónica y organizadamente aglutinada en torno a la empresa familiar, manteniendo las costumbres de sus orígenes pero también adaptándose a todo lo nuevo, le permitió consolidarse a todo lo nuevo, le permitió consolidarse económica y socialmente, brindándole trabajo y prosperidad a Quines.
Su nombre (según su pasaporte) era Khalil Ben (Ben significa hijo de) Georges Tarazi, nació en Damasco (capital de Siria) el año 1882, y fue uno de los muchos hombres de ese país que buscó horizontes para su familia en un lejano destino: Argentina.
Llegó a Quines ya casado con quien fue elegida para compartir sus días por mandato familiar. Squie Fara, que era prima suya, había nacido en 1893 y contrajo matrimonio con Khalil (que se traduce como Julio) en Noviembre de 1909. Su primer hijo fue Nicolás que llegó a este mundo un 22 de enero de 1913 y junto a su hermano Antonio, fueron los dos primeros vástagos que compartieron la nacionalidad de sus padres. Ya en tierra argentina llegaron otros dos varones: Jorge y José.
Los Tarazi vinieron a “hacer la América” después de la Guerra Mundial de 1914 siguiendo a otra familia Siria: los Fara.
El pasaporte de Julio indica que tocó tierra americana, arribando primeramente a Montevideo el 13 de Diciembre de 1925 a la edad de 43 años, su hijo Nicolás contaba con aproximadamente 12 años en tanto que Antonio era un bebé.
La profesión de Julio era constructor, sin embargo, aunque comenzó a trabajar de albañil en San Francisco, localidad a la que recaló también su cuñado Pedro Fara, fue Ítalo Carletti quien lo llevó a Quines y habiéndole gustado el pueblito, se dedicó a la venta ambulante, comprando chanchos y vendiéndolos carneados: Padre e hijo vivían en la pensión “Barrios”, mientras el resto de la familia se hallaba en San Francisco, donde Antonio estaba cursando la primaria.
El primer negocio, para el que alquilaba un inmueble de la Sucesión de Cristóbal Pereira a $ 10 por mes (año 1927), fue un bodegón y boliche al que pronto anexó la venta de telas y otros productos hasta que, en 1935, pudo adquirir la propiedad de la esquina de 9 de Julio y Pringles, en Quines, que se convirtió en un almacén de ramos generales y así nació la firma Julio Tarazi e Hijos SRL, una empresa familiar que atendieron entre todos los hermanos hasta la finalización del contrato, que había hecho por 40 años y venció en 1978.
La mercadería se traía en sulky, por caminos de tierra desde Villa Dolores, al principio siempre Don Julio era acompañado por Nicolás. El negocio creció y llegaron a tener la primera boca de expendio de combustibles de la zona, de la petrolera Shell. La nafta llegaba en tambores de acero de 200 litros, por ferrocarril. Hablamos ya del año 1938.
Pero también Don Julio comenzó la actividad que imperaba en la región por ese tiempo, que era la explotación del monte, agregando a los ramos generales los productos forestales. El parque automotor de la región, mientras tanto, crecía vertiginosamente.
Cuando el segundo hijo de Julio, Antonio Tarazi, llegó a 6to. grado, su padre le preguntó si ya sabía leer y escribir. Antonio contestó afirmativamente y entonces su padre le comunicó que estaba listo para empezar a trabajar con él y ya podía dejar la escuela.
Don Julio murió a los 83 años en 1964. Previsoramente había siempre optado por comprar los campos de los que explotó el monte. En aquellos tiempos, no había mucha diferencia de precio entre la hectárea de monte y la de tierra. El siempre prefirió pagar un poco más y adquirir las tierras, por lo que a su muerte, todos sus hijos fueron propietarios de campos. Cuando en 1978, finalizó el contrato familiar, se dividió el negocio quedando Antonio a cargo de la venta de productos derivados del petróleo, Jorge de cereales y José de bebidas. (Nicolás había fallecido en 1974).
Actualmente se mantiene la firma Antonio Tarazi e Hijo, (de Antonio y uno de sus 6 hijos: Nicolás) que atiende dos modernas estaciones de servicio siento Antonio el único de los hermanos que aún vive.
Jorge falleció en el 2001 y José, a fines del mismo año, quedando la distribuidora de bebidas a cargo de su único hijo, Fernando.
CORRESPONSALÍA DEL BANCO LA NACIÓN
La época de explotación forestal, minera y agropecuaria de la región brindó a la zona un movimiento importante de dinero que hizo necesaria la presencia bancaria. Por ese motivo, el Banco de la Nación nombró a Julio Tarazi SRL corresponsal de la Institución, con autorización para realizar transferencias y giros.
Esto ocurrió por el año 1940.
El hecho, hizo pensar a Don Julio en la necesidad de contar con un edificio adecuado para ese fin, por lo que construyó el que actualmente utiliza el BANEX en la esquina de Sarmiento y San Martín. Dicho inmueble cuenta con la caja fuerte que ha demostrado, luego de algún fallido intento de acceder a ella, su fortaleza e inviolabilidad.
PREOCUPACIÓN POR LA COMUNICACIÓN
Otro tema por el que se preocupó Don Julio, fue el de la comunicación. Como la empresa de transportes de aquella época (C.I.T.A), no llegaba a Quines, él construyó dos galpones y una vivienda para que la misma tuviera un lugar donde guarecer los ómnibus y permitir pernoctar a su chofer. Su emplazamiento estuvo ubicado en lo que hoy es la casa familiar de Fernando Tarazi y su madre.
LOS RECUERDOS DE ANTONIO
Junto a los recuerdos de sus padres, Antonio Tarazi nos contó aspectos que acompañaron a la creciente prosperidad de la familia. Él, que se mantiene hiperactivo con un ritmo muy ágil a pesar de sus años, junto a su hijo Nicolás (Cacho), compara aquellos tiempos iniciales con la marcada recesión que caracteriza estos últimos. Antonio manifiesta su molestia, cuando debido a las especulaciones y al boicot al mercado que están efectuando las compañías petroleras, enviando la mitad del combustible solicitado, obligan a los expendedores a no poder abastecer a sus clientes. Durante tres generaciones han estado vendiendo combustible, al comienzo repartiéndolo en carros a domicilio. Hoy, están orgullosos de haber podido dar a Quines modernas estaciones de servicio, pero lamentan las condiciones en las que se encuentra el país, en manos del capitalismo mundial. El precio del combustible está dependiendo de aumentos que se generan en Texas o en el Medio Oriente, y aunque somos un país productor, con la privatización se ha reducido el margen de ganancia.
Antes, valía la palabra y no era usual la utilización de cheques. Al respecto es demostrativo el cheque en blanco que aún conservan, firmado por Don Julio en previsión de alguna contingencia que pudiera ocurrir.
Nunca fue necesario utilizarlo y ha quedado como recuerdo familiar, relevando la buena administración de la empresa y el respeto imperante entre sus miembros.
Aunque Antonio menciona que actualmente no se hace nada nuevo, ya que tan sólo puede mantenerse lo que está hecho, manifiesta haber vivido un progreso constante de Quines. La remodelación de las dos estaciones de servicio que abastecen a la localidad y a los que pasan por ella, indica el desvelo de sus dueños por brindar mejor servicio, siendo un verdadero avance para los pobladores y carta de presentación para quienes llegan al pueblo, ofreciendo una imagen de progreso y confort.
La actividad de los Tarazi, pudo dar en su momento, sustento a más de 40 familias solamente con la explotación del monte. El resto de las actividades, mantienen a otros 20 hogares. Era tal la demanda de frutos forestales en el país, que había que entablar una constante lucha con los jefes de la estación ferroviaria de Cruz del Eje, para que enviaran la suficiente cantidad de vagones. Éstos promovían la mala costumbre de las “coimas”, único medio con el que se conseguía que los comerciantes y productores de la región, pudieran realizar sus transacciones. No era fácil cuando ni siquiera se disponía de la posibilidad de enviar telegramas. Como contrapartida de esta corruptela, cabía la satisfacción de la honestidad y cuidado por la palabra empeñada entre las firmas comerciales. La mercadería se enviaba en ferrocarril y sólo una vez recibida, se realizaba el depósito en la cuenta bancaria de quien la remitía, avisando de la operación mediante el correo con el que se mandaba el comprobante respectivo.
Pese a que ella nos pidió que no la mencionáramos, no podemos dejar de mencionar y agradecer a Ana María Scarpatti, viuda de José Tarazi, por la amabilidad con las que nos recibió en su casa (¡estuvieron deliciosas las empanadas árabes que nos hizo probar!) donde nos mostró una profusa cantidad de documentación que demuestra la ordenada contabilidad que llevaba Don Julio en sus negocios.
Boletas Municipales y de Rentas, pagadas desde 1931, notas de remito y de crédito, facturas, detallada y cordialmente escritas indican la excelente relación entre proveedor y cliente de aquella época. Muchas de sus anotaciones están escritas en sirio, y permanecerán indescifrables para sus descendientes. Don Julio y su esposa aprendieron el castellano sobre la marcha, a pesar de las dificultades que eso entrañó, participaron activamente con la comunidad que los acogió. Por ejemplo, Don Julio siempre se preocupó de poder obtener la documentación que le permitiera votar.
(*el periódico en esta parte está deteriorado. Es por eso que hay puntos suspensivos en donde falta texto)
Dos calidades sobresalen… en el recuerdo: su elevada … por el trabajo. Ellas son las que … en sus hijos, cuyas actividades … la vanguardia y su presencia en … advierte en bellas y cuidadas pro… algunos de ellos, como Jorge, Fernando … (Cacho) se han destacado en el ámbito del automovilismo, por lo que este último se vio sorprendido de que La Pulga los solicitara para una entrevista ajena al tema del deporte.
Jorge llegó a ganar el campeonato nacional de categoría N3. Nicolás, además es el único de la familia que ha incursionado en el campo de la política, cuyo anhelo es poder volcar su experiencia empresaria y capacidad administrativa a su comunidad.
Sin duda puede descansar en paz, aquel hombre sencillo, a quien el destino jamás le permitió volver a su país natal, tomando como propio para él y sus descendientes una argentina llena de promesas, y a la que él proveyó en un pequeño pueblo de su extensa geografía, de los frutos de su intenso trabajo.
ELENA EMPERATRIZ MOYANO
Elena, conocida por los quinenses como “Empera”, “Emperita” o “Empe” (como firmaba sus cuadros) nació en Quines - Provincia de San Luis, el 28 de agosto de 1909 y vivió en la Banda Este.
Hija de Rosario Moyano y de Cruz Rosas Maldonado (quién no la reconoció ya que Rosario queda embarazada estando de novios y después Cruz formaliza con otra muchacha).
Aquí cursó los estudios primarios y afirman sus parientes que parte de los secundarios aunque seguramente ha sido en Villa Mercedes o tal vez Villa Dolores o Río Cuarto. Y en uno de estos lugares fue donde quizás conoció a quien fuera su primer marido Juan Gazzia con quien se casó en 1932. Fruto de este matrimonio que duró muy poco, el 1 de enero de 1933, nació la única hija de ambos llamada Ada Yudith Gazzia.
En el año 1934 Juan Gazzia formaliza con María Julia Soda Vocaturo y Elena se fue (o la fueron como en una frase escribe su hija Ada: “Después de la tragedia que nos separó “la Fueron” a Quilmes – provincia de Buenos Aires donde vivió muchos años con su madre, la abuela Rosario, y allí se recibió de Dibujante Artística y Dibujante de Planos de Construcción en la escuela “Carlos Morel” de Quilmes, al mismo tiempo que trabajaba en una fábrica.”)Fue en este lugar donde rehízo su vida y tal como expresa su hija no solo se dedicó a un duro trabajo sino que también se puso nuevas metas en su vida y se dedicó al estudio.
Como plástica (pintura al oleo), expuso en varios Salones de Buenos Aires, y también de San Luis, siendo galardonada varias veces.
Como escritora publicó seis libros: algunos de poemas y otros en prosa.
En forma conjunta escribió el libro “Primer Eslabón” e individualmente “En busca de la verdad” (Ensayo filosófico sobre la vida espiritual) entre otros.
Colaboró en los siguientes periódicos: El Periodista, de Quilmes; Cruz del Sur, de Florencio Varela; Tres Límites, de donde fue colaboradora literaria. Publicó en la revista Expresión Sur, de Quilmes.
Elena Emperatriz formaliza luego con Juan Fernández, oriundo de Quilmes, y se radicaron en Ingeniero Allan - Florencio Varela.
Estudió Historia de la Literatura Argentina con el profesor Héctor Rivera.
Integró el C.I.P. de Bs. As.
El 1 de mayo de 1983 como madrina de la unidad básica de su barrio, fundó la Biblioteca “Manuel Belgrano”, segunda biblioteca con que contaba Florencio Varela.
En 1983 termina el curso de esperanto del que tanto le habló a su amiga Juanita Turri.
También:
En 1989, todos los jueves participó de las clases del Taller Literario en Ezpeleta donde editaron el boletín: Tardes del taller literario “Antonio Esteban Agüero”
A fines de 1989 y principios de 1990 fue secretaria de Cultura de la Municipalidad.
Presidenta de la comisión de cultura de la Sociedad de Fomento “La Carolina” desde donde se impulsó la elaboración del periódico “Nuevos Rumbos” del cual fue la Directora. Este periódico fue inaugurado el 24 de diciembre de 1989 y a partir de allí se publicaba aproximadamente los días 20 de cada mes.
Tuvo hasta sus últimos días un taller de pintura gratuito para niños.
No se sabe bien la fecha de su deceso pero fue en Florencio Varela.
Si me tengo que quedar con unas palabras de “Empera” elijo las que escribió en la introducción del libro de su autoría “En busca de la verdad (ensayo filosófico sobre la vida espiritual)”- Luthier Ediciones 1988.
“Plantar un árbol, engendrar un hijo y escribir un libro, es obligación del hombre”, reza una antigua sentencia oriental.
Pero escribir un libro es tarea difícil para realizarla a la perfección. El libro debe ser de real utilidad para el espíritu y el intelecto, para la ciencia, las letras o el arte.
Este libro, que habla sobre fenómenos psíquicos, es el hijo amado de mi espíritu.
Estoy convencida de haber nacido para servir, para amar y para cumplir una misión. En este tiempo de total desesperanza en que nada asoma en el horizonte, como lejano presagio de paz y justicia, en un mundo convulsionado y sanguinario, desconsolado, desorientado, caminando a tintas en medio de la corrupción, en plena oscuridad, necesitamos creer en Dios, porque el alma sin apoyo, es juguete de las tempestades terrenales.
El universo se nos muestra como depósito de fuerzas ignotas de energías. Un infinito que produce vértigo, aparece ante el pensamiento. Un infinito de realidad, de formas y poderes vitales que se sustraían a nuestros sentidos. Un conjunto de hechos, manifestados y descubrimientos, traen nueva luz sobre aspectos de la vida, en todo tiempo presentidos pero hasta ahora con datos vagos e inciertos.
Merced a una observación atenta y experimentación metódica de los fenómenos psíquicos, una ciencia poderosa se va integrando poco a poco.
Cada narración de este libro, tomado de la vida real, es un motivo de meditación sobre el destino humano, sobre el azar, sobre la forma en que obra la justicia divina en los seres aturdidos por sus intereses personales.
Este libro, lector amigo, es la recopilación de mis experiencias y el testimonio de otras personas que colaboraron desinteresadamente.
Ahora es tuyo.
Así introducía ella este libro en donde los sentidos, lo espiritual, lo psíquico y lo espiritista se conjugan en hechos y mensajes que ha escuchado o leído y los transmite al lector.
Se basó mucho en León Denis llamado “La pluma de oro del espiritismo” o “Apóstol del espiritismo” (http://www.spiritist.com/denis.htm para saber algo de este escritor)
En sus palabras finales lo termina “…deseando que los pueblos se amen, unificando su Dios, su cultura, su idioma, en verdadera fraternidad universal, para que la luz de la esperanza brille en nuestra mente y la voz de la conciencia vibre en nuestro pensamiento”.
Sus visitas a Quines:
Casi todos los años venía y visitaba a su mejor amiga Juana “Juanita” Turri (hermana de “Tito” Turri) y mantenían comunicación fluida por medio de cartas. Varias de estas cartas todavía se conservan y son un verdadero legado histórico por la calidad y la calidez de las mismas.
Hizo una exposición de pinturas posiblemente siendo intendente Toto Alume (1981) y dejó un cuadro de regalo en la Municipalidad. En esta oportunidad se alojó en la casa de Gloria Rosas y hermosas son las palabras con que Gloria habla de ella. Textualmente les transcribo algunas frases:
“Me gustaba escucharla conversar”; “tenía la voz de una niña joven”.
“Muy condolida de la gente pobre, de los viejitos y de los niños”
“A mi juicio pintaba mejor de lo que escribía”.
“Se fue muy joven a Bs. As. y siempre guardaba un resentimiento con el padre”
¿Quién fue su padre?
Cruz Rosas Maldonado era hermano de Andrés Rosas (padre de Gloria entre otros y de quién se habla en la sección “Lo que cuentan los abuelos Parte 2”) y de Sofía Rosas.
Tuvo una vida muy sacrificada ya que su padre muere siendo muy joven y él y su hermano Andrés se dedicaron a llevar tropillas de caballos a la trilla en provincia de Córdoba especialmente.
Al terminar la temporada Andrés compraba nuevos caballos y así aumentaba su tropilla; en cambio Cruz guardaba el dinero y ahorraba para comprar libros y así pudo estudiar llegando a ser Procurador (Abogado).
Falleció muy joven (aproximadamente a los 50 años)
Desde la escuela Nº 50 cuando se propuso enviar información y documentación de personas que deseen nominar como tesoros vivientes, la Sra. Isabel “Chabela” Quiroga de Robledo con el equipo docente eligieron a Elena Emperatriz Moyano y enviaron la nota correspondiente que decía:
Quines - San Luis
A la Comisión Normalizadora
Región VI Quines – Nominación Tesoros vivientes de la cultura provincial
Correspondiendo a lo solicitado oportunamente en lo que refiere al decreto del Superior Gobierno de la Provincia sobre nominación de Tesoros Vivientes de la Cultura Provincial.
Esta dirección de común acuerdo con su personal y comunidad, se permite proponer para que sea distinguido con la citada nominación a la Sra. Elena Emperatriz Moyano de Fernández, hija de este pueblo; escritora, poetiza, pintora y docente. Secretaria de la Sociedad de Fomento de Ing. Allan (Bs. As) donde actualmente se radica; fundadora de un taller Literario denominado Antonio Esteban Agüero en el que participan autores puntanos y que se publica periódicamente etc., etc.
Saludamos a Uds. Atte.
También cuando Rindió María Isabel Robledo con Yeye presentó su historia ya que la profe de folklore les pedía como tesis final este tipo de trabajos.
Una nutrida recopilación de cartas acompañan a la historia de “Empera” para que la conozcamos un poquito más y para emocionarse aún sin conocerla por la forma de escribir que tenía.
Su acta de nacimiento:
Elena junto a su amiga Juanita en la casa que está entre el río Quines y la escuela 255 pasando la casa de "Lilí" Andino.
Cuadro pintado por Elena Emperatriz.
Firma sus cuadros como Empe. Detrás está dedicado a su amiga.
* Para leer mejor o ver con más nitidez cualquier imágen haga doble clic sobre la misma y en el sector inferior derecho de su monitor ponga el nivel de zoom en 400 %.
Cartas que en Quines recibía su amiga Juanita Turri. En ellas plasmaba sus emociones, su esperanza, sus alegrías y tristezas de una manera única y al parecer hoy cada vez más perdida y lejana con el avance de las redes sociales.
Cartas que en Quines recibía su amiga Juanita Turri. En ellas plasmaba sus emociones, su esperanza, sus alegrías y tristezas de una manera única y al parecer hoy cada vez más perdida y lejana con el avance de las redes sociales.
Elena junto a su amiga Juanita en la casa que está entre el río Quines y la escuela 255 pasando la casa de "Lilí" Andino.
Cuadro pintado por Elena Emperatriz.
Elena con su madre Rosario.
AGRADECIMIENTO: Gracias a Isabel "Chabela" Quiroga de Robledo por compartir todo el material aquí difundido y por el interés demostrado en la historia de nuestro pueblo.
Que lindo todo!!!!! Mi pueblito querido!!!!! Hermoso todo!!!
ResponderEliminarmuy buena nota ,me gustaria saber de la vida de gente que trabaja hoy para que quines siga creciendo mi saludo atodos desde mi corazon atte alberto alejandro andino
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