***** JUANA ECHEGARAY*****
N: 20/06/1929 - F: 24/01/2015
Juana Echegaray o "la niña Juanita" como la mayoría la conocía, es la tercera hija de Aurelia Miranda y de Nicomedes Echegaray. Sus hermanos mayores fueron Elio Miranda e Isolina del Rosario Echegaray y su hermana menor Emma Nilda Echegaray.
Desde muy jóven aprendió el oficio de tejido y lo mantuvo hasta el fin de sus días.
Fue declarada a nivel provincial: TESORO VIVIENTE DE LA CULTURA; a nivel local: CIUDADANA ILUSTRE DE QUINES y DESTACADA 2010 por del Diario de la República; reconocimientos otorgados por su trabajo en Telar Criollo y su constante participación en eventos culturales.
Reconocida como artesana a nivel nacional por el Fondo Nacional de las Artes.
Falleció el día sábado 24 de enero a las 9:00 hs. en la ciudad de San Luis.
Las manos de Juanita hablan por si solas contando historias de trabajo constante e incansable.
Uno de los mejores artículos que refleja la vida y obra de Juanita es el realizado por Raquel Wolansky para el Diario de la República publicado el día 16 de mayo de 2010 y lo tituló:
JUANITA ETCHEGARAY, UN TESORO VIVIENTE DE LOS TELARES EN QUINES
Con sus 80 años, sigue subiéndose cada día al
telar para cumplir con los encargos de sus clientes. Por más de 40 años, expuso
y cosechó premios en la Rural de Palermo.
Cuando ni con la luz se podía encontrar
telaristas en Quines, porque las mujeres consideraban esa labor como una tarea
de viejas y que estaba pasado de moda, Juanita Etchegaray abrazó el arte
heredado por su madre y sus tías y se lo mostró al país y el mundo.
Por más de cuarenta años sus obras fueron y son
presentadas, vendidas y premiadas en la Exposición Rural de Palermo. En la
tradicional muestra del campo recibió premios de dinero y fue cinco veces
Medalla de Oro en el rubro tejidos. Posee menciones de honor y reconocimientos
de varias provincias e inclusive de Francia.
El Gobierno de San Luis la declaró Tesoro
Viviente de la Cultura y en Quines fue nombrada por el Concejo Deliberante como
Ciudadana Ilustre de la localidad.
Hoy, con exactas ocho décadas, pasa su vida en
su humilde casa, escondida entre el monte, a un poco más de 10 kilómetros de
Quines.
No está sola, vive con sus gatos y no se ha
separado del huso, los ovillos, la rueca y el viejo e inestable telar, al que
se sube todos los días para completar sus encargos.
Arriba del rústico aparato, con pedales de
algarrobo, cañas, sujetado con tientos de cuero y retazos de lana, es difícil
creer que la artesana tiene 80 años. Sólo sus manos curtidas y deformadas por
la artrosis muestran el paso del tiempo y los trabajos realizados.
Juana nació en el paraje de La Brea el 24 de
junio de 1929. Su padre trabajaba en los campos de Alfonso Casales (Por Adolfo Casali), un
conocido estanciero que empleaba es esos años a más de 3 mil hacheros por año
para hacer desmontes en la zona.
En la escuelita de La Brea hizo la primaria
hasta cuarto grado. Recuerdo que éramos como 70 alumnos para un solo maestro.
El no nos daba recreos, daba clases por turnos, según las edades para que todos
aprendiéramos, comentó Juanita, cuando recibió en su casa a El Diario de la
República.
Mientras enrollaba la lana al huso, sentada en
la puerta de su casa, buscaba una explicación a su amor al tejido.
Mi mamá y mis tías sabían tejer muy bien. De
chiquita me atraía mucho, yo las miraba a escondidas, las espiaba y después las
imitaba. Pero a mi mamá no le gustaba que yo tejiera, decía que no quería eso
para mí, que era de viejas y me mandaba a coser y bordar.
Imitando Juanita adquirió el arte y empezó con
sus primeros trabajos, que poco a poco fueron dándose a conocer en la zona.
Cuando ya vivía en Quines, en 1971, la Municipalidad organizó el primer curso
de telar y ella fue quien los dictó por muchos años.
Me vinieron a buscar a mi porque ni con la luz
podían hallar mujer que quisieran tejer. Había muchas que sabían, pero cuando
salían a buscarlas se escondían, no les gustaba que las vieran arriba del
telar. Parece que a la única que le gustaba era yo, comentó Juanita, con la
misma humildad que asegura no entender porque le dieron tantos premios, si hay
muchas mejores que yo, sostuvo.
El segundo año que mandó trabajos a Palermo la
llamaron para avisarle que había sido premiada, que tenía que viajar al día
siguiente a San Luis para recibirlo. Les dije que no, porque nunca había ido a
la ciudad, pero me mandaron a buscar y tuve que ir. El premio era de 25
millones de esa época. No me lo esperaba porque había mujeres de mucha más edad
que yo que había participado toda la vida y nunca habían ganado, pero sin
embargo el primer premio siempre fue para mi, recordó.
Así, a lo largo de su vida fue cosechando
diferentes galardones. Los primeros años en dinero y después medallas, diplomas
y reconocimientos, que atesora en una prolija caja, junto a fotos.
En otra oportunidad gané en Mendoza una mención
de honor de 300 millones, agregó. El dinero lo ahorraba, los usaba para pagar
impuestos, pero especialmente lo destinaba para comprar más materiales.
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El
día lunes 1 de octubre de 1979 en la página 45, sección Interior del
diario Clarin se publicó el siguiente artículo que rescata
formidablemente la labor de la gran artesana Juanita Echegaray.
ARTESANÍAS
DE SAN LUIS
Al Pie del telar
QUINES, San Luis, (Enviado especial).- En la llanura del
norte de San Luis, cerca del camino a La Rioja, donde quedan atrás las altas
cumbres serranas, aún es factible encontrar ciertas manifestaciones del arte
nativo, muestra de un patrimonio cultural que no borró la civilización. Así
como en otras regiones se trabaja en alfarería, tallas en piedra, metales, en
Quines es posible hallar ponchos de lana natural tejidos y teñidos según las costumbres
nativas.
Un telar casero, los vellones de lana recién extraída del
ovino, grades ollas de cobre con anilinas naturales y las manos artesanas de Juana Echegaray son suficientes para
obtener un cubrecama, una manta o un poncho tejido según el viejo sistema
indígena, ya casi desplazado por el auge del hilado industrial. Trasponer todo
el pueblo y dirigirse hacia las afueras, aproximadamente 2 kilómetros, es el
requisito para visitarla en su casa. Si es de mañana se la puede hallar en la “Casa de la Cultura” de Quines, en el
centro del pueblo, donde enseña el arte del tejido a algunos jóvenes de la
zona. Iniciativa de la Dirección de
Cultura de la Provincia que le ha permitido dedicarse, junto a dos hermanas,
a la exclusividad del telar, ya que su producción es comprada por dicho organismo en un intento
promocional de lo autóctono.
Su casa, donde no falta toda la fauna de animales de
criadero que el lote permite, recibe a quien la visita entre los graznidos de
los patos en una laguna artificial, hasta los chillidos de unos puerquitos
amamantándose de la cerda madre. Es la modestia que envuelve la vida de estas
mujeres, para quienes al comienzo en la actividad, obedeció a una búsqueda que
se hizo en el pueblo, tendiente a rescatar algo del valioso patrimonio cultural
genuino. Esa profunda sencillez que no alcanza a comprender la tarea de un
diario a tan lejana distancia de su sede, no impide que Juana Echegaray refiera al detalle los secretos de una prolija y
paciente creación.
Un viento feroz que acompaña la visita casi echa a perder el
tramado de un futuro cubrecamas en condiciones de comenzar su proceso de
teñido. “Son varios meses de trabajo.
Señor, nosotras empezamos por limpiar la lana, la recibimos en bruto, entonces
tenemos roscas para hilar y una vez hilado recién hacemos las madejas para
lavar a fondo y teñir”. El teñido, para ser natural, se realiza sobre base
de raíces, cortezas y hojas secas del monte. Las grandes bateas reciben el agua
en plena ebullición cuando se le sumergen las listas atadas, conjunto de hilos
en forma de mechas que luego se unirán para formar la trama. Es el momento de
la urdimbre, cuando un nuevo proceso de teñido se aplica a la pieza, esta vez
para lograr el contratono. Es parte del tejido artesanal la tintorería
decorativa que permitirá combinar los púrpuras con los amarillos, los naranjas
con los verdes, azules, violáceos, rosas. Así
se dibujan las guardas y ribetes, es el armado base que luego quedará definido
con el resto del tejido.
Hilar la lana, tejerla, armar la pieza, coserla, (con lana
por supuesto), para finalmente hacerle el “rapacejo”, o sea los nudos que
juntan los extremos de la pieza y que generalmente ciñen los flecos que se le
agregan al finalizar el trabajo. Un verdadero culto al arte manual. Cuarenta
días de trabajo impiden a la tejedora realizar cantidad de sus creaciones. Ello
también incide sobre el precio, que aunque no es fijado por ellas, se estima en
unos 300.000 pesos para un cubrecamas grande.
El fuerte viento, que no se detuvo mientras duró la charla,
parecía amenazar el telar, que permanecía impasible, como si estuviera fijado
en forma natural al suelo al igual que los árboles; sus troncos clavados a pico
lo mantenían asido por medio de gruesos hilos trenzados. Su frente, la figura de Juana Echegaray
permanecía inmersa en su trabajo. Como si los embates del ventarrón le
resultasen indiferentes. Su rostro,
curtido, como las estatuillas de madera, está acostumbrado al diario contacto
con la naturaleza y el telar, donde sus manos entrelazan los hilos, cada
jornada, al aire libre.
Eduardo Zukernik
Foto: Diario Clarín
Juana Echegaray, una de las tejedoras de Quines, que con su
labor artesanal crea una imagen ya conocida y valorada de toda una zona de San
Luis.
Así la recordó el Diario de la República el día 25 de enero de 2015:
Falleció en
Quines la reconocida tejedora
Juanita Etchegaray
Murió el sábado en su pueblo, donde había sido nombrada por el Gobierno de la provincia como “Tesoro Viviente” por su labor en el Telar Criollo y por su constante participación en la cultura de la localidad. Sus trabajos, premiados por todo el país, llegaron a recibir reconocimientos en Francia.
Fotos: Diario de la República
Alcanzó a hacer, para las fiestas de fin de año su
último telar. Sus manos flacas, huesudas, testigos de años de hilar, ya estaban
cansadas, como su cuerpo. A los 85 años, el sábado murió Juanita Etchegaray, una de las artesanas más reconocidas de
la provincia.
En Quines, Juanita había sido nombrada por el Concejo Deliberante como
Ciudadana Ilustre de la localidad.
En Quines, donde vivió toda su vida, fue una institución que trascendió sus calles. El pueblo, sumergido en las celebraciones del carnaval, no pudo más que mostrarse triste por la pérdida de una mujer que supo describirlo a través de su arte.
"La niña Juanita", como se la conocía en el pueblo, fue una tejedora de toda la vida. Junto a su hermana Emma llegaron con sus obras dos veces a Bordeaux, en Francia, con esos telares coloridos que eran su marca de fábrica manual.
Por más de cuarenta años sus obras fueron y son presentadas, vendidas y premiadas en la Exposición Rural de Palermo. En la tradicional muestra del campo recibió premios de dinero y fue cinco veces Medalla de Oro en el rubro tejidos
Tal alto llegó con las creaciones en lana que fue declarada "Tesoro viviente de la cultura", ciudadana ilustre de Quines y fue reconocida como "Destacada" por El Diario de la República en 2010.
En Quines, donde vivió toda su vida, fue una institución que trascendió sus calles. El pueblo, sumergido en las celebraciones del carnaval, no pudo más que mostrarse triste por la pérdida de una mujer que supo describirlo a través de su arte.
"La niña Juanita", como se la conocía en el pueblo, fue una tejedora de toda la vida. Junto a su hermana Emma llegaron con sus obras dos veces a Bordeaux, en Francia, con esos telares coloridos que eran su marca de fábrica manual.
Por más de cuarenta años sus obras fueron y son presentadas, vendidas y premiadas en la Exposición Rural de Palermo. En la tradicional muestra del campo recibió premios de dinero y fue cinco veces Medalla de Oro en el rubro tejidos
Tal alto llegó con las creaciones en lana que fue declarada "Tesoro viviente de la cultura", ciudadana ilustre de Quines y fue reconocida como "Destacada" por El Diario de la República en 2010.
En el responso religioso el padre Andrés Puerta dijo:
"¡Ella ya descansa en Paz y debe estar "comadreando" con la Virgen, ya que a ella también le gusta tejer!"
JUANITA PARTICIPÓ INDIVIDUALMENTE EN LOS SIGUIENTES EVENTOS:
- TERCERA BIENAL PUNTANA DE ARTESANÍAS REGIONALES- Sección Tejeduría.
San Luis - Diciembre de 1976.
- 4º CERTÁMEN BIENAL PUNTANO DE ARTESANÍAS REGIONALES
Participó con CUBRECAMA (Expresión Artesnal Mayor)
Logró el PRIMER PREMIO
San Luis - Noviembre de 1978.
- CERTÁMEN BIENAL DE ARTESANÍA CUYANA
Logró el GRAN PREMIO DE HONOR - Sección Folclórica.
Mendoza - 23 de abril de 1982.
- Colabora en la 1ra. FIESTA PROVINCIAL DEL MATE
Quines - 16 de febrero de 1985.
- Participa coma Artesana en la PRIMERA JORNADA TURÍSTICA DEL NORTE PUNTANO
Quines - 26 de octubre de 1990.
- Ha tenido a su cargo el TALLER DE TELAR EN QUINES desde julio a diciembre de 1990.
San Luis - 12 de diciembre de 1990.
- 1ra MUESTRA FOTOGRÁFICA "QUINES, SU GENTE... A FIN DE SIGLO"
Del 29 de diciembre de 1999 al 9 de enero de 2000.
- 1er ENCUENTRO REGIONAL DE ARTESANOS
Quines - 22 y 23 de abril de 2000.
JUANITA PARTICIPÓ INDIVIDUALMENTE EN LOS SIGUIENTES EVENTOS:
- TERCERA BIENAL PUNTANA DE ARTESANÍAS REGIONALES- Sección Tejeduría.
San Luis - Diciembre de 1976.
- 4º CERTÁMEN BIENAL PUNTANO DE ARTESANÍAS REGIONALES
Participó con CUBRECAMA (Expresión Artesnal Mayor)
Logró el PRIMER PREMIO
San Luis - Noviembre de 1978.
- CERTÁMEN BIENAL DE ARTESANÍA CUYANA
Logró el GRAN PREMIO DE HONOR - Sección Folclórica.
Mendoza - 23 de abril de 1982.
- Colabora en la 1ra. FIESTA PROVINCIAL DEL MATE
Quines - 16 de febrero de 1985.
- Participa coma Artesana en la PRIMERA JORNADA TURÍSTICA DEL NORTE PUNTANO
Quines - 26 de octubre de 1990.
- Ha tenido a su cargo el TALLER DE TELAR EN QUINES desde julio a diciembre de 1990.
San Luis - 12 de diciembre de 1990.
- 1ra MUESTRA FOTOGRÁFICA "QUINES, SU GENTE... A FIN DE SIGLO"
Del 29 de diciembre de 1999 al 9 de enero de 2000.
- 1er ENCUENTRO REGIONAL DE ARTESANOS
Quines - 22 y 23 de abril de 2000.
- Expuso en la 1ra EXPOSICIÓN DE PINTURA Y ARTESANÍAS en la inauguración del Taller Municipal de Artesanías.
Quines - 14 de noviembre de 2003.
- Reconocimiento en las FIESTAS PROVINCIALES 2005 por Admiración y respeto por su noble y hermosa tarea.
Quines - 17 de abril de 2005.
- MUESTRA HISTÓRICO - CULTURAL organizado por el Instituto San José.
Quines - 21 de mayo de 2010.
Quines - 14 de noviembre de 2003.
- Reconocimiento en las FIESTAS PROVINCIALES 2005 por Admiración y respeto por su noble y hermosa tarea.
Quines - 17 de abril de 2005.
- MUESTRA HISTÓRICO - CULTURAL organizado por el Instituto San José.
Quines - 21 de mayo de 2010.
JUNTO A SU HERMANA EMMA HAN PARTICIPADO:
- Como
expositoras en la PRIMERA EXPOSICIÓN INTERNACIONAL
DE PINTURAS, ESCULTURAS Y ARTESANÍAS DE SAN LUIS, ARGENTINA. – Realizada en
el Salón Internacional de LA CITE MONDIALE DU VIN ET DES SPIRITUEUX EN LA
CIUDAD DE BORDEAUX, FRANCIA, DEL 14 DE MAYO AL 30 DE JUNIO DE 1993. Bordeaux,
Francia, 15 de Julio de 1993.
- Como
expositoras en la FOIRE INTERNATIONALE
DE CAEN, FRANCIA – Realizado en el Caen Pare Expo en la Ciudad de Caen,
Francia del 17 al 29 de Septiembre de 1993. – Bordeaux, Francia 1 de Octubre de
1993.
- Como
Expositoras en el Salón “Argentina su Arte y su Vino” realizado en el Espace
Découverte de LA CITE MONDIALE DU VIN ET
DES SPIRITUEUX EN LA CIUDAD DE BORDEAUX, FRANCIA, del 1 AL 15 DE DICIEMBRE
DE 1993 – Bordeaux, Francia, 20 de Diciembre de 1993.
- Juanita
participa como expositora en la PRIMERA
EXPOFERIA ARTESANAL organizada por la Comisión Mixta de Fomentos y
Promoción Turística de Quines el día domingo 17 de julio de 2011 en la Plaza
Virgen del Rosario (Plaza Vieja).
- Emma
participa como expositora en la SEGUNDA
EXPOFERIA ARTESANAL organizada por la Comisión Mixta de Fomentos y
Promoción Turística de Quines el día domingo 11 de Septiembre de 2011 en Plaza Crisóstomo Lafinur.
- Como expositoras
en la TERCERA EXPOFERIA ARTESANAL organizada
por la Comisión de Turismo Quines el 17 de marzo de 2012 en Plaza Crisóstomo
Lafinur.
- Como expositoras en la CUARTA EXPOFERIA ARTESANAL organizada
por la Comisión de Turismo Quines el día lunes 9 de julio de 2012 en Plaza
Crisóstomo Lafinur frente a calle Sarmiento.
GALERÍA DE IMÁGENES:
La Maestra Artesana en plena tarea.
Su último trabajo: Un poncho de medidas especiales.
Esta doblado al medio. La parte del cuello está a la derecha.
En esta cajita Juanita guardaba toda su documentación referida al trabajo en telar y las medallas obtenidas en los distintos certámenes.
JUANITA ECHEGARAY fue una de las DESTACADAS 2010 por el Diario de la República.
Roberto "Baroja" Agüero le hace entrega de un cuadro con lo que los quinenses consideramos fue lo más sobresaliente de Juanita: SUS MANOS.
Exposición de sus trabajos. 3 de noviembre de 1992.
Walter Gatica le hace entrega de un reconocimiento.
En la 4ta. Expoferia Artesanal organizada por la Comisión de Turismo Quines.
Medallas de oro obtenidas en la Sociedad Rural Argentina.
Otras Medallas obtenidas. Se destaca a la izquierda la de Tesoro Viviente de la Cultura.
ANTE TODO: ARTESANA
Tituló el periódico "La Pulga" Nº 71 - Año 6 - marzo 2002
Emma Nilda Echegaray nació en la estancia “La Turca”, ubicada a unos 7 km. al oeste de Quines. En su casa de campo la falta de mano de obra masculina, la hizo aprender a hacer cualquier tarea por más ruda que fuera. Ella se ufana de saber utilizar la pala y el hacha y de haber hecho y plantado con sus propias manos el telar que ahora, debido a sus actuales ocupaciones, frecuenta con menos asiduidad.
Pero también aprendió desde aquellos años signados por el rigor y el trabajo y a los que dice, cuando su mirada se pierde en el espacio recordando lo que no quiere recordar, no poder llamar infancia, todo lo referente al telar criollo, mirando con curiosidad lo que hacían las mujeres de la casa y con admiración los hermosos trabajos de unas tías suyas.
Hilar la lana, hacer colchas, frazadas… una tarea que se describe rápido pero lleva largas horas de probada paciencia para ostentar sus preciados frutos.
A los 18 años, empezó a tejer para vecinos, y sus tejidos comenzaron a ser cada vez más solicitados.
Cuando don “Toto” Alume fue intendente de Quines, se buscó una artesana para dar un curso de telar, por su escasa edad no la eligieron a ella, sino a Juana Echegaray, a la par de quién ella trabajó siempre. A partir de ese momento, empezaron a convocarlas a exposiciones en diversos puntos de la provincia y del país, adonde presentaron trabajos realizados por ambas, y por ese motivo muchos certificados y menciones están a nombre de las dos.
La vida con sus golpes, desilusiones y malos tratos, difícilmente le permitieron responder a las numerosas invitaciones para presentar sus trabajos individuales. No obstante siempre que pudo, participó y es así como obtuvo una medalla correspondiente al PRIMER PREMIO de la Sociedad Rural Argentina, fechada: San Luis – 1990.
Trabajó en casas de familia y en los negocios de Tarazi y Garraza, pero de aquella época son muchos los dolores y sacrificios que guarda en su corazón. La vida, signada por el trabajo, ha llevado a Emma a abrirse camino sola con una gran fuerza interior. Hoy, ya abuela de cuatro niños pese a sus jóvenes 50 años, atiende un comercio de venta de comestibles, donde vive y en los escasos momentos libres que esa actividad absorbente le permite, hila con destacada finura, la lana que utilizará en urdimbres y diversos modos de entretejerla para llevar a cabo los trabajos que su creatividad le dicta.
AL MODO TRADICIONAL
Emma explica el largo proceso que en forma tradicional se ha transmitido de generación en generación: primero se hila la lana a partir del vellón. Sus manos producen un hilo tan fino, que no sirve para fabricar peleros, por ejemplo, ya que estos requieren de una hebra más gruesa. Pero resulta sumamente apto para el resto de las prendas. El hilo de lana de dos husos, se tuerce y entonces queda doble. Con él se forma la madeja en el aspador. Luego se lava y, si se desea del color natural, que puede ser blanco, negro o el veteado que surge de la unión de éstos, no se tiñe. De lo contrario, ya sea con tinturas vegetales hechas en casa o con anilinas que se adquieren en el comercio, se puede dar diversos colores a la lana.
La lana entonces se ovilla, una obra puede consumir entre 12 y 14 ovillos.
Ya en el telar, son varias las opciones: “esparragón”, “enlisado”, “lista atada”, son las diversas maneras de entrelazar la lana en la urdimbre, para obtener resultados diferentes.
Si se elige lista atada, por ejemplo, consiste en atar fuertemente las partes del trabajo que no se desea que se tiñan de un determinado color. Son trabajos que consumen largas horas e infinita paciencia.
Una vez terminada una colcha, se procede al “rapacejo”, que son los flecos que lleva a su alrededor salvo en la cabecera. El rapacejo es una tarea que consiste en anudar las hebras con el arte apropiado para formar bellos diseños.
Emma no puede contar cuantas prendas tejidas tiene realizadas. Solamente conserva la primera a partir de la cual, ha ido vendiendo todos sus trabajos. Algunos están expuestos en la Secretaría de Turismo.
Muchas veces le piden que enseñe sus saberes. Por ahora, no tiene tiempo para hacerlo, cuando a duras penas puede dedicar un espacio a la creación.
“No me quejo de mi vida –expresa firmemente- pero recién ahora estoy sintiendo que empiezo a vivirla. Los golpes me han ido endureciendo, pero también me enseñaron a salir adelante. La artesanía en telar es algo que siempre me gustó, por eso creo que nunca voy a dejar de hacerlo.”
Esperamos que así sea, y que Emma continúe siendo un baluarte de esa valiosa tradición que otrora fue sustento de la economía puntana.
Pero también aprendió desde aquellos años signados por el rigor y el trabajo y a los que dice, cuando su mirada se pierde en el espacio recordando lo que no quiere recordar, no poder llamar infancia, todo lo referente al telar criollo, mirando con curiosidad lo que hacían las mujeres de la casa y con admiración los hermosos trabajos de unas tías suyas.
Hilar la lana, hacer colchas, frazadas… una tarea que se describe rápido pero lleva largas horas de probada paciencia para ostentar sus preciados frutos.
A los 18 años, empezó a tejer para vecinos, y sus tejidos comenzaron a ser cada vez más solicitados.
Cuando don “Toto” Alume fue intendente de Quines, se buscó una artesana para dar un curso de telar, por su escasa edad no la eligieron a ella, sino a Juana Echegaray, a la par de quién ella trabajó siempre. A partir de ese momento, empezaron a convocarlas a exposiciones en diversos puntos de la provincia y del país, adonde presentaron trabajos realizados por ambas, y por ese motivo muchos certificados y menciones están a nombre de las dos.
La vida con sus golpes, desilusiones y malos tratos, difícilmente le permitieron responder a las numerosas invitaciones para presentar sus trabajos individuales. No obstante siempre que pudo, participó y es así como obtuvo una medalla correspondiente al PRIMER PREMIO de la Sociedad Rural Argentina, fechada: San Luis – 1990.
Trabajó en casas de familia y en los negocios de Tarazi y Garraza, pero de aquella época son muchos los dolores y sacrificios que guarda en su corazón. La vida, signada por el trabajo, ha llevado a Emma a abrirse camino sola con una gran fuerza interior. Hoy, ya abuela de cuatro niños pese a sus jóvenes 50 años, atiende un comercio de venta de comestibles, donde vive y en los escasos momentos libres que esa actividad absorbente le permite, hila con destacada finura, la lana que utilizará en urdimbres y diversos modos de entretejerla para llevar a cabo los trabajos que su creatividad le dicta.
AL MODO TRADICIONAL
Emma explica el largo proceso que en forma tradicional se ha transmitido de generación en generación: primero se hila la lana a partir del vellón. Sus manos producen un hilo tan fino, que no sirve para fabricar peleros, por ejemplo, ya que estos requieren de una hebra más gruesa. Pero resulta sumamente apto para el resto de las prendas. El hilo de lana de dos husos, se tuerce y entonces queda doble. Con él se forma la madeja en el aspador. Luego se lava y, si se desea del color natural, que puede ser blanco, negro o el veteado que surge de la unión de éstos, no se tiñe. De lo contrario, ya sea con tinturas vegetales hechas en casa o con anilinas que se adquieren en el comercio, se puede dar diversos colores a la lana.
La lana entonces se ovilla, una obra puede consumir entre 12 y 14 ovillos.
Ya en el telar, son varias las opciones: “esparragón”, “enlisado”, “lista atada”, son las diversas maneras de entrelazar la lana en la urdimbre, para obtener resultados diferentes.
Si se elige lista atada, por ejemplo, consiste en atar fuertemente las partes del trabajo que no se desea que se tiñan de un determinado color. Son trabajos que consumen largas horas e infinita paciencia.
Una vez terminada una colcha, se procede al “rapacejo”, que son los flecos que lleva a su alrededor salvo en la cabecera. El rapacejo es una tarea que consiste en anudar las hebras con el arte apropiado para formar bellos diseños.
Emma no puede contar cuantas prendas tejidas tiene realizadas. Solamente conserva la primera a partir de la cual, ha ido vendiendo todos sus trabajos. Algunos están expuestos en la Secretaría de Turismo.
Muchas veces le piden que enseñe sus saberes. Por ahora, no tiene tiempo para hacerlo, cuando a duras penas puede dedicar un espacio a la creación.
“No me quejo de mi vida –expresa firmemente- pero recién ahora estoy sintiendo que empiezo a vivirla. Los golpes me han ido endureciendo, pero también me enseñaron a salir adelante. La artesanía en telar es algo que siempre me gustó, por eso creo que nunca voy a dejar de hacerlo.”
Esperamos que así sea, y que Emma continúe siendo un baluarte de esa valiosa tradición que otrora fue sustento de la economía puntana.
Cada vez que hay exposiciones y muestras de artesanos Emma lleva un telar especialmente confeccionado para mostrar como se trabaja en el mismo.
Emma y su hermana Juanita trabajando con la lana. Con el huso la van torciendo para formar el hilo que será usado en las prendas.
*****ORLANDO FRUCTUOSO VALDEZ*****
El Diario de la República publicó del día 13 de mayo de 2019 un hermoso artículo sobre el trabajo de "Quito".
SAN LUIS Y
SU GENTE
Por
Johnny Díaz
Orlando
"Quito" Valdez, el artesano de Quines
Orlando
"Quito" Valdez. "Mi pasión por trabajar la madera no tiene
límites. Hasta mis herramientas para fabricar piezas artesanales son hechas en
mi taller". Fotos: Martín Gómez.
De niño abrazó su pasión por trabajar la madera. Armó su
taller en su casa paterna. Fabrica piezas para todo el país.Quiere que sus
hijos continúen con las artesanías.
Orlando Fructuoso "Quito" Valdez uno de los pocos
artesanos de la madera en Quines, nació en esa localidad un 23 de octubre de
1958, es hijo de Milfa Jerónima Romero y de Juan Agrispín Valdez, y de niño
tuvo pasión por trabajar la madera.
De hecho a los 12 años inició lo que hoy es su profesión en
una de las tantas tornerías que había en Quines. "Trabajé como lijador en
lo de Martín Macías, con ellos me inicié pero también trabajé en otras porque
por esos años estaban la de Andrés Macías, Julio Domínguez y la de las familias
Bressa, Gatica y Carrizo, eran muchas y tuve muchos patrones, de cada uno de
ellos algo aprendí", dice.
La elección. Valdez se encarga de elegir los algarrobos para hacer obras
de artesanías.
Valdez que en su infancia junto a sus hermanos acompañó a su
padre que era peón golondrina, a las cosechas en Mendoza, también trabajó en
una mueblería de Merlo donde se encargaba de cosas menores. "No era lo
mío, pero cumplí con responsabilidad todo lo que me mandaban hacer".
Dice que a los 60 años tiene un particular método para
trabajar la madera, y que la mayoría de las piezas (así nombra a los mates,
ceniceros, platos y figuras) las hace con herramientas fabricadas en su casa de
la calle Malvinas Argentinas del barrio 4 de Junio.
"Tengo mi propio estilo para trabajar la madera y me dio
muy buenos resultados. De la máquina de cortar en el patio, hasta que la
madera pasa por el torno y una vez que está encuadrada se van dando los pasos
para darle forma al plato o el mate, o lo que se pretenda hacer".
Quito está casado con María Esther Arrieta y tiene diez hijos
Cristian, Franco, Valeria, Julia, Sandra, Diego, Juan, Gabriel y Lourdes
(fallecida). Tiene seis nietos; Álvaro, Vicente, Gerónimo, Nicolás, Lourdes y
Catalina.
El artesano se apura en señalar que en su taller se trabaja
"a ojo" no se utilizan herramientas compradas, solo herramientas
manuales, las fabrica él después de estar horas frente a una fragua, tomar los
recaudos necesarios para lograr un bien templado y ver detenidamente la
utilidad que le puede dar .
"Yo fabrico de todo, de un palillero, mates, pizzeras,
morteros, ceniceros, azucareras, de todo un poco, siempre me gustó hacer un
poco de lo que yo sé hacer, todo a cálculo, como decimos nosotros, a ojo
nomás".
El artesano dice que su padre Juan Agrispín Valdez toda su
vida fue peón golondrina y que su trabajo lo llevó por distintos puntos del
país, lo que motivó que su madre Milfa Jerónima Romero, que falleció cuando el
tenía 45 años, sus hermanos Aldo, José, Ariel, Mario, Milfa, Teté y
Elida, tuvieron que hacer varios cambios de domicilio.
"Mi padre también era alumbrador, cosechador de maíz o
se iba a las hachadas en busca de trabajo, por eso nosotros fuimos aprendiendo
algún oficio, yo me incliné por la madera porque de chico la trabajé y me ha
dado muchas satisfacciones y soy un agradecido a Dios y a la vida".
En la cortadora. Los gruesos troncos se convierten en pequeñas porciones
para hacer yerberas.
"Pude criar a mis hijos, que son muchos, educarlos, o enseñarles
una profesión. Algunos siguen en el taller, dos son policías una de mis hijas
es enfermera, otro está en una gran empresa constructora y otra es maestra,
también logré tener mi propio taller, a la madera le debo todo lo que soy y
todo lo que tengo", dice con orgullo.
Artesanía se refiere tanto al trabajo del artesano
(normalmente realizado de forma manual, sin el auxilio de maquinaria), como el
objeto en el que cada pieza es distinta a las demás.
Para que una artesanía sea tal, debe ser trabajada a mano y
cuanto menos procesos industriales tenga, más artesanal va a ser.
Valdez dice que sus artesanías se comercializan en varias
provincias, La Rioja, San Juan, Mendoza o Buenos Aires, o del norte del país y
que también le llegan pedidos de Bariloche o Villa la Angostura, que son
rápidamente embalados y enviados a sus destinatarios.
"Lamentablemente los revendedores no quieren que se les
ponga la procedencia y yo tampoco insisto en ese tema, solo ponemos
'procedencia Quines, San Luis' cuando el cliente lo pide, así lo grabamos con
un pirograbador que lo manejan mis hijos".
Kito, su esposa María Esther Arrieta y sus hijos; Cristian, Cristina,
Franco, Valeria, Julia, Sandra, Diego, Juan y Gabriel. En todo momento está
presente Lourdes (la hija fallecida).
"Gracias a Dios tengo una buena clientela, trabajo no
nos falta. Soy muy creyente y eso también incluye en mis convicciones
laborales. Sé dónde estoy parado y dónde quiero llegar. Mis hijos son el
soporte que todo padre quisiera tener, ellos como yo trabajan al lado mío,
nunca un pero o una mala cara. Nosotros siempre estamos para servir y
cumplir", agrega.
Manifiesta que después de un buen desayuno enciende la
máquina de aserrar y no para de cortar hasta que el sol se pierde en el
horizonte.
"Si bien es cierto que años atrás trabajé mucho con el
Retamo hoy eso es imposible porque no hay, solo han quedado pocos árboles de
Palo Santo que son similares. Yo solo trabajo el algarrobo, para nosotros es la
mejor madera. La torneamos húmeda o verde para poder darle forma a la pieza que
se pretende hacer y la dejamos secar a la sombra, tiene su tiempo pero da muy
buenos resultados, eso me lo enseñaron mis viejos patrones cuando yo era un
joven".
Dice la historia que para muchos, la artesanía varía entre el
diseño y el arte, para otros es una continuación de los oficios tradicionales.
Uno de los principales problemas de los artesanos es la competencia con los
procesos industriales de bajo costo.
La vida de un artesano de la madera es, tal vez, distinta a
todas, el trabajo a la intemperie en épocas invernales o estivales con
muchísimo calor, van llenando las horas de estos personajes que dedican su vida
a trabajar para ser el sostén de una familia. A Valdez, los años lo han marcado
pero no fue en vano. Dice que sus fuerzas ya no son las mismas y que la vista
le juega una mala pasada.
Primer paso. El tallado de una pieza comienza cuando se marca la madera
con una guía central.
"Muchos dicen que la artesanía es fácil, pero no lo es,
te tiene que gustar este oficio. Muchos chicos prueban, pero abandonan al poco
tiempo, no tienen paciencia, una pena. La profesión del artesano es muy linda y
sería una pena que se perdiera".
"Pienso seguir trabajando hasta que Dios diga basta,
trabajar la madera es mi pasión tengo 60 años y cada día me cuesta más,
pero no quiero aflojar, tengo mucho por hacer todavía, voy haciendo lo que
puedo y hasta dónde puedo. No descuido el taller a mis hijos y los
pedidos de los clientes y siempre cumplo con mi palabra empeñada", dice
finalmente.
En el torno. En medio de su taller familiar la pieza comienza a
transformarse en un plato pizzero.
Muy Pronto
*****MARIO IBAÑEZ*****
FUENTES:
http://www.eldiariodelarepublica.com/espectaculos/Fallecio-en-Quines-la-reconocida-tejedora-Juanita-Etchegaray-20150125-0013.html
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